Rencor

Ana, Ana, Ana¡¡¡

gritas entre sudores, te despiertas, te giras pero ella no está, no lo está desde que decidiste alejarte de tu desagradecido país, de aquel que te adoraba y ahora te ignora.

Te levantas porque casi son las siete, te desperezas, avanzas hacia la pequeña cocina de tu elegante apartamento y te preparas una taza de buen café, no como la mierda esa que venden en los Starbucks.

Amanece en Washington, te sientas en el sofá y pones las piernas sobre la mesa, cuantos recuerdos, por un instante revives tu momento, cuando todos te comprendían, cuando todo iba de cara, cuando sonreías, porque cuanto hace que no te ries? te estas amargando y lo sabes, miras al horizonte, al inmenso horizonte que se abre tras la ventana, te sientes nada y no te gusta, giras la cabeza y pones la FoxNews.

Te vistes y sales a correr por Constitution Av, intentas descansar tu cabeza, relajarte pero cuando pasas por el Lincon Memorial miras de reojo y le ves allí sentado con la serenidad del deber cumplido y la paz de saber que eres admirado, y eso te rasga el alma, hice lo que debía, hice lo que debía te repites machaconamente. Aceleras la carrera, giras a la izquierda por la 17th y pasas junto a la Casa Blanca, allí donde eras uno más y ahora seguro te tratarían como un turista más.

Llegas a casa y te metes en la ducha, te quedas un rato debajo del relajante fluir del agua, estas cómodo, te sientes bien, se para el tiempo, saboreas el instante y por un momento no quisieras salir nunca de allí.

La conferencia no es hasta la una así que haces tiempo, lees el Wasingthon Post, el Wall Street Journal y consultas en tu Iphone Libertad Digital, pero en ninguno de los tres hablan hoy de ti, te enrabietas como un chiquillo castigado sin jugar. Enciendes la televisión por cable y zapeas sin sentido, canal 1, canal 12, canal 54, canal 60 ves una serie donde dos gays se besan, la vergüenza ajena te obliga a cambiar apresuradamente de canal, en el 89 un partido de la NBA, odias las sociedades multiculturales pero estos negros son muy buenos deportistas, de repente te imaginas a uno jugando al padel y de la risa que te entra te atragantas con el zumo.

Cuando te quieres dar cuenta es casi la hora, vas hacia la habitación, te vistes despacio, eres un obseso de la pulcritud y la elegancia y por ello este es el momento más importante del día, nada puede salir mal, te pones tus calzoncillos abanderado como todo buen español, los calcetines Ralph Laurent, la camisa a medida con tus iniciales JMAL, el traje Brioni tu ultima adquisición, zapatos castellanos por supuesto y no podía faltar tu corbata Hermes preferida. Y como toque final la pulsera con la bandera de España que te regaló tu buen amigo Rouco, pocos en el mundo hay como él.

Vas al al baño a peinarte tu ya largo pelo, entonces te miras en el espejo pero no te ves, esas bolsas debajo de los ojos y esa mirada cansada no estaban antes, apoyas cansinamente los brazos sobre el lavabo y vuelves a mirarte, ves un hombre agotado, fuera de lugar y tiempo, descolocado, cierras los ojos y te aferras desesperadamente a tu pasado, Azores, el G-7, las cenas en la Casa Blanca, tu mayoría absoluta… el 11-M, Zapatero entonces súbitamente abres los ojos, estas sofocado, se te acelera el pulso, sales corriendo hacia el salón donde abres el cajón sacas el Jack Daniels que te regalo él, bebes hasta calmarte.

Solo entonces la llamas a ella, hola Ana estas despierta, yo siempre estoy despierta para ti amor, te echo de menos, y yo, como va mi país, hundiéndose y hundiéndose lleva desde el día que dejaste de ser presidente… lo se y no puedo dejar de pensar en ello.