Si piensas nuestro comportamiento político esta claramente dirigido por el marco de valores de cada persona y es este marco muy por encima del estatus economico , social, etc el que guía nuestras decisiones como ser social y político. El libro «No pienses en un elefante» explica claramente esta idea a través de como el Partido Republicano lo ha utilizado para apropiarse del poder en los últimos años.
Si es verdad que nuestros valores marcan nuestro comportamiento político y social entonces me gustaría escribir a ese nivel, algo por debajo de las ideas políticas y algo por encima de nuestro instinto. Por tanto solo mediante cambios en ese esquema de valores , en el reconocimiento de sentimientos comunes que nos unen, donde se pueden encontrar nuevas vías de relación social.
Me gustaría centrarme en uno de los problemas más graves de la sociedad actual como es el individualismo, no entendido como la necesidad de identidad individual sino como desinterés por el prójimo, el egoísmo, la incomprensión hacia el otro. Hay algo en nuestra educación que nos impide la identificación con quien no es como nosotros.
Su manifestación es sencilla cuando uno ve morir un iraqui por un misil respira aliviado porque no es aquí al lado, sin embargo los americanos del 11s nos dieron más pena (claro eran blancos¡), un bomba en Madrid es sin duda peor que mil muertos en Bagdad, que la crisis afecte a millones de personas que no pueden comer nos preocupa menos que los bancos mantengan sus beneficios y nosotros paguemos nuestros Mercedes, los inmigrantes son todos unos cabrones bueno menos el que mete goles para mi equipo, los homosexuales son unos enfermos, los pobres son pobres por que se lo buscaron y los que no piensan como yo en política unos incultos. Hay una relación inversamente proporcional entre la distancia del problema y nuestro interés, igual de inverso es nuestra preocupación a la oscuridad de la piel del sujeto que la sufre así como cuan distante es su religión de la miá.
En el extremo más cruel se encuentran las guerras, en ellas es practica habitual deshumanizar al adversario no considerarlo humano en la búsqueda de la aniquilación total y el remordimiento ínfimo de quien dispara el arma. Y actualmente la famosa y aburrida guerra contra el terrorismo ha llevado a que consideremos desde occidente a todo el que procese la religión musulmana un terrorista.
Y es en la guerra donde quiero mostrar mi punto de inflexión hacia mi idea final: «Erase una vez la Nochebuena de 1914 durante la Primera Guerra Mundial cuando de repente las trincheras alemanas se llenaron de arboles de navidad y empezaron a entonar cánticos navideños que pronto fueron seguidos por el bando aliado. El día de navidad aparecieron banderas blancas y la confraternización llevó a que los soldados se intercambiasen comida, recuerdos de guerra, se mostrasen las fotos de familiares y hasta a que se jugasen partidos de fútbol, y se celebrasen ceremonias religiosas conjuntas. Todo acabó cuando la situación llegó a los cuarteles generales que ordenaron la vuelta al combate inmediata asesinando a aquellos que hubiesen confraternizado y menos estuviesen dispuestas a seguir la lucha».
Se hace por tanto imprescindible la realización del esfuerzo de la identificación con el otro, del intento de comprensión de sus motivaciones, del reconocimiento de sus valores diferentes, y la diversidad de pensamiento humano, del reconocimiento del sufrimiento ajeno. Para mi la empatía recoge esos sentimientos si bien mi amigo Jose Vicente se decanta por la compasión pero creo que en el fondo nos referimos a lo mismo. Y es claro que bajo esas premisas es imposible que se mantengan en la sociedad ideas políticas que fomenten racismo, xenofobia, homofobia, fascismo, nazismo, etc. o cualquier otra que busque la discriminación del diferente.
También yo estoy de acuerdo con esa visión del individualismo, que está tan mal visto por las sucesivvas desvirtuaciones de tanto manipulador.
Sólo si llegamos a desarrollar la personalidad propia y una forma de pensar crítica y elaborada podremos intentar entender a los demás, entendidos como personas, no sólo como grupos de otros humanos.
No veo tan bien la compasión si no va acompañada de comprensión. Sentir pena si no nos identificamos con el sufrimiento ajeno no es sino otra forma de superioridad.
Sobre la compasión discuti con Jose Vicente un rato largo y creo que el lo veia más como concepto Budista que Cristiano en Wikipedia lo diferencian y definen el Budista como «El budismo ha hecho de este sentimiento su actitud espiritual propia. Todo ser vivo merece esta piedad cuidadosa, esta solidaridad en la finitud o por la menesterosidad.»
Incluye el concepto de solidaridad que me parece interesante. Si es verdad que estoy de acuerdo contigo en que la compasión usualmente entendida incluye una superioridad moral por parte del que la da de la que estoy completamente en desacuerdo.
Por cierto espacia los post que empiezan a agotarseme las horas del dia para tanta vida digital.
Quieres algo de NY?
Me vendría bien un para de paquetitos de acciones high risk
Más en serio, saluda a la ciudad de mi parte, dile que al paso actual me faltan un par de milenios para ir yo a verla.
No me gusta mucho del budismo toda es historia de anular la voluntad y el deseo. Bien mirado, mi vida sólo está formada por deseo.